martes, 24 de septiembre de 2019

Estampas de las luchas por la memoria (primera parte)

Entre el 17 y el 22 de septiembre se produjo una crisis en la opinión pública desatada por un texto del historiador Pedro Salmerón, director del Instituto de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, quien intentó buscar un punto medio entre la trayectoria del empresario Eugenio Garza Sada y la tentativa de secuestro del comando guerrillero de la Liga Comunista 23 de Septiembre que desembocó en la muerte del empresario. Bastó que Salmerón endosara el calificativo de "valientes" a los jóvenes guerrilleros para que la derecha nacional hiciera causa común, promoviendo su linchamiento laboral, virtual e incluso físico. De forma inesperada, el Consejo Coordinador Empresarial, la COPARMEX, Grupo FEMSA, el PAN, congresistas y políticos de diferentes partidos, incluyendo al expresidente Calderón, pidieron su renuncia. Lamentablemente, el frente reaccionario doblegó al gobierno, abriendo uno de los episodios más vergonzosos en cuanto a libertad de expresión se refiere en la era de la llamada "Cuarta Transformación." La descripción de la valentía de los guerrilleros puede producir semejantes efectos porque México es el único país de América Latina que a pesar de haber tenido una guerra de baja intensidad durante la Guerra Fría, ha adolecido de una comisión de la verdad y de una política oficial de memoria, verdad, justicia, reparación del daño a las víctimas y garantías de no repetición. Este atraso imperdonable no representa otra cosa más que el poder monopólico que ha ejercido la derecha para definir la agenda pública sobre la memoria contemporánea, imponiendo mitos como el del empresario con visión social encarnado en la figura de Eugenio Garza Sada y el triunfo de la democracia como obra del PAN, así como la negación de las contribuciones de la izquierda armada a las grandes transformaciones políticas, sociales y culturales del país. Ni en la educación formal ni en los medios de comunicación hay un reconocimiento al hecho de que que si hoy en día podemos votar a partidos que se autodefinen como izquierda o centro-izquierda, si podemos agruparnos en ONGs, comités, ligas y partidos y expresarnos libremente a través de redes sociales, es gracias a la izquierda armada que en 1977 logró sin proponérselo la primera reforma democrática del México postrevolucionario. Asimismo, si  los derechos humanos existen al menos formalmente dentro del marco legal mexicano, es debido a que las madres de los guerrilleros desaparecidos lucharon tenazmente para conseguir la amnistía de 1978. Reforma política y amnistía fueron los grande parteaguas de la democracia mexicana, no el movimiento del '68, utilizado como cortina de humo ideológica para echar un manto de olvido y silencio sobre el movimiento armado socialista ni la mera lucha por la alternancia partidista. Los mexicanos estamos en deuda con los jóvenes que en los sesenta y setenga tomaron las armas para cambiar el régimen y que a cambio fueron torturados, desaparecidos, asesinados, exiliados, presos por años sin derecho a un juicio justo y perseguidos indefinidamente. También estamos en deuda con sus madres, quienes al luchar por sus derechos más elementales arriesgaron su propia integridad para poner límites al terror estatal. No reconocer esas deudas es un acto de mezquindad e ignominia. De ningún modo aplaudo la violencia, hago apología del delito o creo que haya que repetir el trágico experimento de la Liga Comunista 23 de Septiembre y otras organizaciones ultraizquierdistas que ejecutaron y secuestraron empresarios y caciques de forma más o menos sistemática. Lo que sostengo es que hay que reconocer que esa lucha cruenta abonó decisivamente a la construcción del México actual. Porque que no se nos olvide, México es un país que sólo ha cambiado en lo sustancial a partir de grandes confrontaciones armadas. Aplaudir la gesta independentista de 1810, la Guerra de Reforma o la Revolución Mexicana y condenar al movimiento armado socialista de la segunda mitad del siglo XX raya en la mera incongruencia e hipocresía.
Es hora de que México ajuste cuentas con su pasado y que el marco de memoria oficial le haga justicia a las memorias disidentes y a los actores que hasta ahora han sido marginalizados del debate público. Por otra parte, siendo objetivos, el balance no ha sido del todo negativo para los partidarios de esa justicia. 54 años después del comienzo de la guerra sucia con el asalto al cuartel militar de Madera por el Grupo Popular Guerrillero, ha quedado de manifiesto que ni todo el autoritarismo y el terror bastaron para que las nuevas generaciones nos olvidáramos de los jóvenes revolucionarios que dieron su vida para que viviéramos en un mundo mejor del que a ellos les había tocado. Investigadores de diferentes disciplinas, abogados, periodistas, cineastas, artistas plásticos y músicos hemos hecho posible el relevo de la memoria del movimiento armado socialista al recuperarla de viva voz de los militantes y de otras fuentes históricas.
A continuación, presentaré un collage de voces sin edición que, bajo diferentes percepciones y posiciones, desde las moderadas hasta las radicales, han reflexionado en redes sociales sobre lo que significa para ellos la Liga Comunista 23 de Septiembre. Estas generaciones que no habían nacido o eran muy pequeñas cuando ocurrió la llamada "guerra sucia," son la evidencia palpable de que la memoria de las víctimas permanecerá para la posteridad, aún si sigue librando una batalla incansable por su lugar en la historia pública. Esta pequeña muestra evidencia la voluntad por parte de un sector con un alto nivel educativo, de no permitir que la derecha siga destilando impunidad y falsedad. Por supuesto, no basta que este sea el discurso de una élite culta progresista, es menester que esta visión se irradie al resto de la sociedad, empujándola a ejercer su derecho a abrazar una memoria disidente.

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De un texto lleno de elogios al empresario un solo adjetivo a los valientes jóvenes desenmascara de qué esta hecha la memoria nacional y lo frágil de un régimen ante el poder económico.

Noé Pineda, fotógrafo 

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¡Que viva la Liga Comunista 23 de septiembre!
Porque sí eran valientes y mucho más, fueron verdaderamente heroicos. Porque fueron más valientes que muchos de nosotros, porque lo dejaron todo (familia, estudios, trabajo, comodidades, tranquilidad) para ir a jugarse la vida para construir un país mejor, porque enfrentaron con entereza y dignidad una maquinaria asesina que hasta hoy sigue impune. No tomaron las armas por gusto ni por capricho sino porque la represión los orilló a eso y gracias a su lucha heroica hoy podemos hacer política legal y pacífica, gracias a esa lucha se abrieron los cauces electorales que a la larga hicieron posible el triunfo MORENA. AMLO y sus seguidores le deben a la guerrilla mucho más de lo que quieren reconocer.
Que cometieron errores y excesos, claro que sí. ¿Y qué organización, armada o pacífica, clandestina o legal, no los comete? ¿Vamos a esperar a que haya movimientos y organizaciones perfectos para poder reivindicarlos?
La censura moral que pretende imponernos la derecha debe ser rechazada de manera enérgica porque, en primerísimo lugar, la muerte del empresario Sada fue un accidente, nunca fue la intención de los guerrilleros ejecutarlo. Pero, sobre todo, debemos rechazar esa censura moralista que nos quieren imponer porque aquí los únicos asesinos y en masa son los empresarios explotadores, son mil veces más asesinos que cualquier guerrillero cuando pagan salarios de hambre, cuando echan a la calle a los ancianos sin una pensión, cuando contratan niños y niñas y les roban la infancia, cuando despiden mujeres embarazadas, cuando no se hacen cargo de las enfermedades y accidentes de trabajo, cuando rompen huelgas con golpeadores, cuando se asocian con el narco y un larguísimo etcétera. Los guerrilleros eran valientes; en cambio, los empresarios eran y son cobardes porque nunca se manchan las propias manos, siempre delegan la tarea de reprimir en la policía, el ejército o sus matones privados; porque por algunas monedas siempre encuentran quién jale el gatillo por ellos.
Entonces, que no nos chantajeen ni nos hagan sentir vergüenza. Lo digo como es: la vida de un sólo guerrillero vale más que la de todos los empresarios juntos.
No van a impedir que le rindamos homenaje a los nuestros, que les expresemos nuestra admiración y respeto.
¡Viva la Liga Comunista 23 de Septiembre!

Ismael Hernández, maestro

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Las reacciones respecto al calificativo de "valientes" de los jóvenes de la LC23S me tienen atónito. Creo, sin duda, que están enmarcadas en la búsqueda constante de errores de funcionarios que puedan ser "exhibidos" y de ahí extender las conclusiones sobre la actual administración.
Como he dicho desde antier a todos los que me han preguntado mi opinión, estoy seguro que no cualquiera toma la decisión de enfrentar a un Estado como el mexicano de los años setenta. Las diferencias en capacidad de fuego eran abismales y, sin duda, la posibilidad de morir era casi un hecho. El mismo José López Portillo reconoció a los jóvenes guerrilleros en sus memorias:
"Los policías han golpeado muy fuerte a la Liga 23 de Septiembre. Me impresiona el espíritu de sacrificio y disciplina de estos jóvenes dispuestos a matar o morir; que todo lo arriesgan; que todo prescinden y que hemos perdido para nuestra causa. Tienen una mística, que podrá ser morbosa, lo que llamo la pasión de la impotencia. El otro día en algún momento de intimidad, le decía yo a alguien que los jóvenes de la Liga se asombrarían si supieran como los quiero y admiro. Pero tengo que combatirlos, con lo que se arma un cuadro más allá de la novela rusa; el punto de vista del estadista respecto a estos movimientos tan absurdos y descabellados. Tema que algún día trataré en alguna novela que dé este punto de vista del gobernante combatido por la pasión impotente de jóvenes admirables dispuestos al holocausto".
La "valentía" es un atributo que no califica positiva ni negativamente su acción. Describe el arrojo ante una situación extrema en que la vida va de por medio. Si me preguntan, yo estoy seguro que los jóvenes de la Liga eran muy muy valientes.
Por otro lado, los señores políticos y empresarios deberían hacer el mea culpa ante las atrocidades que solaparon. Reivindican la caída de su patriarca pero no piden perdón por el asesinato sistemático de cientos de jóvenes y campesinos durante esos años. Qué gusto que el tema llegué a todos lados. Ojalá haya la oportunidad de escuchar las voces de los que han permanecido en un silencio impuesto por el Estado y a los que sólo unos pocos hemos volteado a escuchar.

César Valdéz, historiador

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Ya es hora de que se hable de la Liga 23 de Septiembre en Nuevo León en algo más que reuniones de compas izquierdosos y/o en monosílabos. A veces pienso que somos el estado que vive en perpetua ironía dramática. Lo comparo a cómo aprendí de todo esto yo.
La primera vez que yo supe qué era la liga fue en una clase de Historiografía Colonial con Oscar Flores en la UDEM. No recuerdo por qué sacó el tema, pero quizás era porque estábamos leyendo exquisitas crónicas de frailes jesuitas y habló de su expulsión de Nuevo León. Comentó que se decía que mi padre, Sócrates Rizzo, perteneció a la liga. Todo mi salón sabía que yo soy hija de él menos él. Sentí como si me hubieran lanzado un brazo del corpus de la historia y creo que he pasado el resto de mi vida tratando de entender de dónde viene y por qué es TAN PINCHES TABÚ ese tramo. Es comprensible defender la memoria de Eugenio Garza Sada, y condenar el secuestro, pero es inmaduro e irresponsable hacerlo sin abordar el contexto que lo hizo blanco de un secuestro. Porque después de ese secuestro, el terror del que fueron blanco lxs miembros de la liga, y todo aquello que se pareciese a la liga, fue exponencialmente peor. Fueron mucho más vulnerables que él.
Y saben por qué lo pienso, también, porque lxs hijxs de empresarixs importantes, o que podrían serlo, no son educados para entenderse dentro de su contexto. Eso les produce niveles de ansiedad y conductas autodestructivas. Pues a lxs más sensibles les falla la burbuja que les quieren crear.
Acto seguido de la UDEM me fui a estudiar a una universidad jesuita en Lovaina. Acto seguido, seguido, estoy trabajando para desentrañar las tácticas de terror que se perfeccionaron para amedrentar a grupos como la Liga 23 de septiembre y cómo poder responder a eso. Chale, si me hubieran contado la historia de la liga bien quizás me hubiera metido a estudiar filosofía medieval, que era lo que realmente quería hacer.
Si, Pedro Salmerón (también acusado de violentador de sus alumnas) cometió un pecado de ceguera intelectual centralista, ojalá que su pifia sirva mínimo para hablar de la evolución de todas las tecnologías de terror que se desarrollaron a partir de la persecución a la Liga 23 de Septiembre. Porque esas nos afectan a todxs en el presente, pensemos que la Liga fue valiente o no.

Cordelia Rizzo, filósofa y activista

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La Casa de la Memoria Indómita amaneció grafiteada ayer. Fue vandalizada la imagen de las compañeras del Comité Eureka, organización encabezada por Rosario Ibarra, que por más de 40 años ha exigido justicia y la presentación de sus familiares sustraídos por las fuerzas del Estado.
Hoy, en un contexto diferente, no podemos considerar que sea un hecho aislado tal agresión material y simbólica; esto es re-sultado de una campaña orquestada desde la derecha rabiosa para amedrentar e imponer su visión de país con empresarios generosos y bienhechores.
Una serie de hechos nos muestran que es una escalada y puede derivar en más agresiones: las campañas desde redes virtuales, la censura que recibió Luciano Concheiro al declarar que había que festejar al comunismo desde México; la campaña de partidos, empresarios e intelectuales de derecha contra el director del Inehrm, Pedro Salmerón, por los adjetivos usados para referirse a los integrantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Y como parte de esta tendencia de censura e intimidación, el mural vandalizado de la Casa de la Memoria. No son hechos aislados.
Estamos viendo la formación de un bloque “opositor” a lo Bolsonaro, por lo cual es pertinente visibilizar todos estos hechos, pronunciarse contra ellos y cerrar filas. No se está cerrado al debate de ideas, se está en contra de la descalificación, la calumnia y los discursos hegemónicos de la derecha que decide cómo y qué se debe recordar. ¡El silencio nunca más!

Yllich Escamilla Santiago, maestro

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Ojalá los medios de comunicación algún día sean autocríticos con su papel frente a la violencia política de extrema izquierda y la criminal Guerra Sucia que desplegó él Estado mexicano contra cientos de sus opositores.
Lo digo, para que analicen con espíritu crítico su trabajo editorial en donde adjetivos calificativos como robavacas, gavilleros, ladrones, delincuentes, asesinos y muchos etc., aun siguiendo ser endilgados a las insurgencias armadas de hace cuatro o cinco décadas en nuestro país, se revisen.
Para abonar en esa tarea, existe hoy afortunadamente mucha literatura seria que los puede orientar a comprender las acciones y motivaciones que llevaron a centenas de jóvenes mexicanos por el camino de la clandestinidad y las armas. Como también, el criminal papel del gobierno de Luis Echeverría Álvarez.
Con que se acerquen a quienes desde la Historia del Tiempo Presente Mexicano escriben sobre este periódo aún con muchos claroscuros por documentar, podrán ver de otra manera una realidad y una conducta humana que no se explicaba por epítetos como el de vulgar delincuente.
Aún más. Si pretenden comprender la racionalidad de conductas y acciones de un segmento de la sociedad civil radicalizada, no estaría nada mal, acercarse a textos fundamentales como "La Multitud en la historia," de George Rudé.

No se hace Apología de la Violencia.
Pero, la Sociología Histórica o la Historia Social, nos han enseñado que la violencia, el recurso extremo al que apelan en última instancia las clases subalternas, han logrado que las Élites políticas y económicas, hayan tenido que negociar y ceder derechos al resto de segmentos de la sociedad a la que dominan.
Guste o no guste, la violencia de extrema izquierda en nuestro país de los años setenta del siglo XX, es la gran partera de la reforma política de 1978.
El espacio público político nacional paulatinamente comenzó a ser liberalizado debido a la acción de las insurgencias armadas.
Por si los eunucos mentales no comprenden de estos menesteres, los autores de llaman Barrington Moore, Teda Sckopol y Charles Tilly para la sociología histórica.
Desde la historia social, son varios apellidos: Thompson, Hobsbawn, Rudé, Hill.
Y ya metidos en estos temas de la Historiografia, si les queda tiempo, un repaso a los estudios de subalternidad.

Sergio A. Sánchez Parra, historiador

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De una extraña manera me gusta mucho cuando se abren debates públicos sobre la historia reciente (el tiempo presente) en México. Pedro Salmerón, conocido historiador por su militancia morenista, pero también por ser director del INERHM y profesor de la FFyL de la UNAM escribió un texto en un blog sobre el asesinato del empresario Garza Sada en septiembre de 1973. El texto, para quien quiera leerlo es cortísimo. A penas 5 párrafos en los que, en 4 de ellos, Salmerón llena de elogios al empresario asesinado. Por ejemplo:
"Lo estrepitoso y violento de su muerte contrastó con la vida que don Eugenio había llevado: a pesar de su fortuna era un hombre modesto y austero. Después de muerto fue el prototipo del empresario con sentido humano, impulsor de empresas que fueron cabeza del proceso de industrialización nacional: Se le consideraba la cabeza de lo que por décadas se conoció como Grupo Monterrey".
En el último párrafo narra el intento de secuestro y asesinato de Garza Sada quien, según él, "no estaba dispuesto a dejarse secuestrar para alimentar la espiral de violencia". Por lo que sobrevino un enfrentamiento en el que un "un comando de valientes jóvenes de la Liga Comunista 23 de septiembre intentó raptarlo".
Pedro Salmerón es especialista en la Revolución Mexicana, el S. XIX y la primera mitad del S. XX con una fuerte visión positivista de la historia, esa que dice que la historia (sólo) está en los documentos. ¿Qué se le olvidó mencionar a Salmerón en la remembranza del asesinato de Garza Sada?
Qué la Liga Comunista 23 de septiembre surgió en un momento de la historia mexicana donde cualquier organización de izquierda era perseguida a muerte por un régimen que no aceptaba la disidencia o la oposición política, que sus integrantes fueron salvajemente perseguidos, asesinados, torturados y desparecidos por el Estado mexicano, que el Ejército intervino en esos operativos. Qué seguimos preguntando dónde están y qué hicieron con muchos de sus integrantes. Que la política interior mexicana cuenta una historia de terror y complicidades de las que sabemos nada. Y de ahí para adelante.
Que parte de la sociedad mexicana se horrorice porque Salmerón llamó "valientes" a esos militantes sólo refleja todo lo que ignoramos sobre nuestra historia. Toda la memoria que nos falta. Todas las deudas que el Estado tiene con la sociedad. Y, at last but not least, que si la academia y sus integrantes no abren espacios y perspectivas a los jóvenes con nuevas inquietudes y nuevas temáticas, siempre habrá demasiados claroscuros en nuestra historia que no nos permitan transformar nada.

Era M. Arregui, historiadora

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Los camaradas de la Liga Comunista 23 de Septiembre si fueron valientes. Porque al final de cuentas, no es una decisión fácil abandonar tu hogar, tu carrera, tu familia y entregar más que la vida por la causa de la revolución. No es fácil sabiendo que tarde o temprano tendrían que encarar a los torturadores, a quienes los despojaron de toda humanidad y los sometieron a torturas inenarrables e incluso les negarían la posibilidad de tener una sepultura digna.
El surgimiento de esta forma de lucha no se da porque estos jóvenes fuesen irracionalmente violentos, sino que es una consecuencia lógica de un contexto donde el Estado coorporativista mexicano cerró por completo las vías de participación democrática, donde convirtió a los sindicatos en semilleros de votos, donde los opositores eran vistos como traidores a la patria, donde la única respuesta por parte de las instituciones a las demandas populares fueron o la indiferencia o las balas. También se da porque los partidos que debían representar a las clases trabajadoras se empeñaron más en tratar de coexistir pacíficamente con el represor, esperando conquistar el poder desde la urna electoral, ignorando por completo las demandas de sus bases que les exigían acciones contundentes para enfrentarse al autoritarismo del Estado.
Y es grato ver que a la burguesía le incomoda demasiado esta historia, porque por primera vez se sintieron amenazados, vulnerados. Califican de sensible la muerte de Garza Sada pero no les es sensible la muerte de cientos de jóvenes, pues esos mismos grupos empresariales que hoy le siguen llorando al magnate fueron los mismos que, iracundos, solicitaron a Luis Echeverría la eliminación a sangre y fuego de los guerrilleros mediante su reclusión clandestina, tortura, violación, ejecución sumaria y desaparición de los cuerpos.

Colectivo Acero

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También creo que fueron valientes. Se enfrentaron con todo lo que tenían a la mano (que no era mucho, tampoco poco) a todo el poder del Estado y de paso, éste los golpeó de frente. Y por la espalda y los costados. También los electrocutó, los ahogó, los mutiló, los violó, los quemó, los devoró y los arrojó como ofrenda ritual y mensaje criminal cerca de la casa de "Don" Eugenio Garza Sada. Aquel educador cervecero que antes los expulsó del Tec de Monterrey. El mismo filántropo que usó un sistema fotográfico de la policía para identificar a los "malagradecidos" obreros que exigieron mejores condiciones laborales y de paso boletinó para que jamás consiguieran otro trabajo.
Foto: Salvador Corral García, estando desaparecido y antes de ser ejecutado y arrojado cerca de la casa de Garza Sada tres días después.


Rubén Ortiz, historiador